Drogas de diseño: repercusión y desarrollo histórico

En lo respectivo al consumo recreativo de sustancias psicoactivas, la década de los 90 fue un continuo hacer referencia a la irru...



En lo respectivo al consumo recreativo de sustancias
psicoactivas, la década de los 90 fue un continuo
hacer referencia a la irrupción e instauración de las denominadas drogas de síntesis.
No obstante, en la práctica, fueron los derivados anfetamínicos
pertenecientes al grupo de las feniletilaminas
los que monopolizaron la escena del consumo
recreacional. En especial el éxtasis o MDMA son expresiones como drogas de diseño o e síntesis llegaron a convertirse en sinónimo de
MDMA: referirse a ellas era, en última instancia, hacer
referencia exclusiva al éxtasis. Sin embargo, en aquellos
años también hicieron acto de presencia otras
sustancias sintéticas, cuyo uso (minoritario y a veces
incluso anecdótico) pasó casi desapercibido, quedando
eclipsado por la eclosión de la 3,4 metilendioximetanfetamina.
Iniciado el siglo XXI, estas sustancias siguen
estando presentes en los entornos de consumo recreacional,
y algunas dan indicios de tener un cierto
potencial para ser objeto de una mayor difusión e instauración
en los próximos años.
El CAT o metcatinona es una sustancia con
una potencia de 1,5 veces la de la metanfetamina
Hasta el momento, se ha extendido minoritariamente por Estados Unidos pero debido a la facilidad de su síntesis, no sería de extrañar
cierta generalización de su consumo también en
otros países.
El uso del GHB – gamma-hidroxibutirato – continúa presentando altibajos
desde que, a mediados de los 90, se introdujera en
los entornos de ocio nocturno bajo el reclamo de ser
éxtasis líquido. Sin embargo, a falta de estudios contrastados
y ateniéndose exclusivamente a indicios
anecdóticos, cabría considerar que su difusión y aceptación
por una pequeña porción de la población juvenil
es mayor que la de hace casi una década.
El 2-CB dimetoxifenetilamina es también una feniletilamina, en
este caso con propiedades alucinógenas, en cierto
sentido estaría a medio camino entre el éxtasis y la
dietilamida del ácido lisérgico o LSD. Su presencia ha
sido detectada ya en España, y aunque su difusión
hasta el momento es mínima, son muchos los que
auguran una futura expansión de su consumo recreacional.
Actualmente, de este grupo de sustancias, es la
ketamina, sin lugar a dudas, aquella que en mayor
medida y de forma más clara y patente ha afianzado
su presencia y extendido su consumo. Se trata de un
derivado sintético puro, es decir, hasta el momento no
se conoce ningún análogo proveniente de la naturaleza,
por lo que en la farmacología de las
drogodependencias pasa a ser clasificada como una
droga de síntesis. Pertenece, junto con la fenciclidina y sus derivados, al grupo de los anestésicos disociativos, y sus efectos son mixtos
alucinógenos-estimulantes. Debido a que tiene una utilidad médica y veterinaria, y a que en la mayoría de los países no está clasificada como
droga de abuso, su adquisición destinada a fines
extrahospitalarios no ha sido hasta ahora especialmente
dificultosa, lo cual muy probablemente haya
contribuido a la difusión de su consumo. Su instauración
actual, al igual que sucedió con el éxtasis, ha tenido
lugar especialmente en entornos asociados a las
fiestas de fin de semana, la música electrónica y las
raves. Su uso no deja de ser minoritario, pero es claramente
una sustancia emergente con un alto potencial
de difusión, hay incluso quien apunta que fácilmente
podría reemplazar al LSD como una de las drogas más
controvertidas de la historia, en cuanto su influencia
sobre la música, las artes y la cultura en general,
podría ser realmente ilimitada.

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